martes, 26 de abril de 2011

Las pajaritas

Escrito por Elena (eferrandiz)


¿Qué significaba tanta pajarita? Después de la declaración de Piti estaba segura de que eran de él, pero algo incluida la cara de Piti me decían que no. En el barco volvió el alboroto y me percate de la situación, tenía a Piti en frente, mirándome a los ojos, sin decir nada, como si estuviera esperando algo... No estaba actuando bien, me acababa de decir que me quería y yo estaba buscando explicación a unas pajaritas de papel. Me quería, en ese momento lo comprendí todo. Me acababa de decir que estaba enamorado de mí y estaba esperando una respuesta de mi parte. En ese instante todas sus palabras pasaron por mi mente: "Porque te quiero… coño. Y si no el primer día desde el cuarto. Y si no puse ninguna parte tuya en la mujer perfecta es porque eres perfecta para mí. Y si he hecho el gilipollas y he puteado a Palomares ha sido por eso, porque me he enamorado de ti Vilma, me he enamorado de ti"


Piti había sacado su lado más tierno y me lo había mostrado. Quería ser el padre de mi hijo y me quería a mí. Nunca imagine que Piti se enamorara y menos que se enamorara de mí. Tenía un don para cagarla, pero siempre sabía cómo solucionarlo. Vale, se había jugado la paternidad de mi hijo pero son más veces las que ha demostrado que quiere a este niño. Seguía mirándome, yo me había quedado bloqueada, no podía responder, no sabía que responder. Por mi mente no dejan de pasar cosas: me quería, para él era la mujer perfecta, estaba enamorado de mi, pero ¿yo qué? ¿Estaba enamorada? ¿Hasta dónde habían llegado sus palabras y sus actos? tenía que poner orden a mis ideas y más importante, a mis sentimientos. Estaba hecha un lio. La voz del capitán interrumpió en la sala, y yo puse escapar, no estaba preparada para responderle, no todavía.


Todo lo que había vivido en las últimas semanas paso por mi mente como un tornado: cuando se ofreció a ser el padre de mi hijo, cuando se acostó con Estela y me dijo que iba a estar siempre conmigo, la mujer perfecta, la bañera, las pajaritas, el beso con Palomares, la apuesta de Piti y Palomares... era demasiado. Noté como alguien se sentaba a mi lado, era Palomares. Sabía a que venía. ¿Qué les pasaba a todos por la cabeza?

-Mira Palomares, te voy a dar un consejo, nunca te ganes la vida a los dados. El sacerdocio y el juego no casan. – Esto último lo dije para liberar la tensión.

-Sí, hay muchas cosas que no casan con el sacerdocio. – Sonrió.

-¿Problemas de fe? – Pregunté bajo la atenta mirada de Piti.

- No, no es que se haya acabado el mundo y ahora tenga dudas de Dios. – Sonreí. – Es que… ayer te besé y ahora dudo de mí.

-Eh… - No sabía que decir, estos chicos tenían el don de dejarme sin palabra, lo que nunca antes me había pasado ante un chico. ¿Dónde estaba la Vilma que embarcó en el Estrella Polar? – A ver… igual para ti es raro, porque eres cura. – Reímos. – Pero la gente normalmente se besa y no pasa nada. Fue un beso tonto inocente, y no tiene más importancia de verdad. – Por lo menos para mí no la tenía.

-¿De verdad? ¿De verdad crees eso? No, que no, no, que no me respondas es verdad, si tienes razón… si es verdad… - Bajé la mirada y ahí estaba la libreta amarilla. – Debe ser la falta de costumbre que no… - Abrí aquella libreta. “Sonríe”, aquella palabra estaba escrita en cada hoja.

-Eres tú el de las pajaritas. ¿Porque? – Dije sorprendida.

-Pues… porque me gusta cuando sonríes. Eso es todo… me voy.

Las pajaritas eran suyas... mi sonrisa... no pude evitar sonreír como una estúpida. Miré a Piti y a Palomares y ambos evitaron mi mirada. Palomares se avergonzaba de lo ocurrido y Piti acababa de ver como hablaba con Palomares y luego sonreía. ¿Pensaría que empezaba a ver a Palomares con otros ojos? Me importaba lo que pensaban. Nunca imaginé que en aquel barco alguien se enamorara de la del bombo, no podía creerlo, se me a acababan de declarar los dos, los que apenas una horas antes se habían jugado la paternidad de mi hijo y eso les quitaba muchos puntos y más si incluíamos que uno estaba desnudo y el otro tenía en su poder parte de la comida del barco. No ha cambiado nada y a cambiado todo, uno era cura y el otro un casanova pero ante todo mis amigos. Volví a mirarlos y recordé el momento de la bañera con Piti y la ecografía con Palomares. ¿Me estaba engañando a mi misma y realmente si sentía algo por alguno? Cerré los ojos e intente imaginarme dentro de cinco años con mi hijo, al lado del hombre del que estaba enamorada, y ahí estaba él, Piti.

Palomares era mi amigo, el hecho de las pajaritas fue precioso pero descubrir que fue él me hizo darme cuenta de que siempre pensé en Piti como el autor. Tenía la esperanza de que fueran de Piti, quise creerlo así, porque lo quería.
Levanté la mirada y lo miré, si, estaba enamorada de Piti, lo había intentado ocultar por miedo, miedo a imaginarme una vida junto a él. Pero la verdad es que le quiero como una idiota, ya me lo había dicho pero parece que me lo tengo que decir mil veces. A veces estamos tan cerca y tan separados. Le quiero mucho, mucho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario