viernes, 12 de agosto de 2011

Ejerciendo de Padre – 4ª Parte

Escrito por Elena



Lo de que le iba a doler y se sentiría floja durante unos días era la verdad como pudo comprobar Vilma. Era imposible que hubiera podido quedarse sola, ni mucho menos ocuparse de la niña. Nadie podría haberla cuidado con más cariño ni haber estado más pendiente de sus necesidades como Piti. Todos los días iba a visitarla a la enfermería para comprobar su evolución y hacerle toda la compañía posible.

Cuando estaba despierta le llevaba a Paula para que la viera y le gustaba ver a Piti con ella en brazos, hablándole como si fuera a entender cada palabra que le decía, e incluyendo siempre a Vilma en la conversación.

—Lo hiciste genial, Piti. —Dijo, con sincera admiración.

Al ver la sonrisa que le iluminó la cara, aún se sintió más aliviada. Entonces él la miró con una mirada directa, y dudó unos instantes, porque temía cometer un error en ese momento. Ella le devolvió otra mirada esperando a que hablara.

—Sabes, a mí no me gustó la sensación de vivir como hijo único cuando murió mi hermano. —Empezó Piti— Y una vez que tenemos a Paula… Se me había ocurrido que dentro de uno o dos años… Si te sentías con fuerzas…

—¿Aumentáramos la familia?

—¿A ti qué te parece? —Preguntó él. —Solo es una idea. Eso sí, le he estado dando bastantes vueltas, a ver si me explico, ahora ya no me puedo imaginar la vida sin Paula. La quiero muchísimo y si tuviéramos más, pues aún habría más cariño para todos, ¿a que sí?

Vilma tenía ganas de reírse a carcajadas, se había equivocado con Piti.

-A Paula no le vendría mal tener un hermanito. Pero habrá que esperar un tiempo a ver cómo nos desenvolvemos con la niña. – Rio.
—¡Eh! —Exclamó Piti, con una sonrisa de satisfacción— ¿Estás oyendo eso pequeñaja? —Le dijo a Paula—.De momento eres la reina del mambo, pero vas a tener compañía.

Por fin llegó el día en que la Julia declaró a Vilma curada. Después de acompañarla a la puerta, darle las gracias y despedirse de ella, Nina fue en busca de Piti y Paula para darles la noticia. Se acercó a cubierta y llegando a la puerta escuchó una conversación.

—Es toda una campeona, Palomares. —Comentó Piti lleno de orgullo— Duerme toda la noche seguida, no da ningún problema.

—Los ojos son clavados a los de Vilma.

—Y el pelo rubio. Va a ser impresionante, una rubia con unos ojazos para parar un tren.

—Parece que a su papá ya lo tiene totalmente conquistado. —Dijo Palomares.

Y Vilma sonrió al oírlo. Al momento, Palomares se fue dejando a Piti con la niña.

-Hola. – Sonrió Vilma. – Julia me ha dicho que estoy muy bien. – Le dijo entonces. – Me he recuperado muy rápido, gracias a que tú te has hecho cargo de todas las obligaciones.

Piti le sonrió y le puso a la niña en brazos y se colocó detrás de Vilma rodeando con los brazos su cintura. Vilma notó como su aliento le recorrió el pelo y se dio la vuelta, dentro de su abrazo, para que Piti viera la felicidad en su mirada. Se le quedó mirando, dejando que toda la emoción que rebosaba su corazón se mostrara en sus ojos.

-Te quiero, Pedro Gironés. – Dijo y lo besó apasionadamente.

El beso expresaba su amor, su confianza, el placer de estar junto a él, de que él estuviera junto a ella.

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