lunes, 19 de septiembre de 2011

Tercera parte

A la mañana siguiente…

Ya había amanecido, los alumnos se encontraban en sus camarotes todavía recuperándose de la fiesta del día anterior, pero los despertadores les hicieron levantarse a las 9 de la mañana, como todos los días.

Todos se prepararan y se dirigen al comedor para desayunar, allí comienzan a entrar los tripulantes.
En el trayecto hacía el comedor Vilma se cruza con Piti…él se hace el despistado y después de mirarla, sigue su camino.

Vilma: ¡Piti! ¡Piti!

Él se paró al instante, preferiría no haberse cruzado con ella, no tener que verla ni oír su voz pero eso era prácticamente imposible, así que tenía que sacar fuerzas de algún lado y ser el Piti de siempre, el que siempre habían visto todos, y así debía mostrarse, así que retrocedió y se volvió a donde estaba ella.

Piti: ¿Qué pasa Vilma?
Vilma: Quería saber si todo va bien, te noto distante desde ayer cuando te dije lo que te dije y… no quiero que nuestra relación se enfríe, recuerda que tenemos un hijo en común (ríe).
Piti: Si, todo va como siempre, por lo de ayer no te preocupes, creo que tienes razón y que se me fue la pinza, ¿Cómo voy a estar yo enamorao?, Debe ser cosa de estar aquí encerrado, que todo se magnifica. Y por lo del bebé, no hay ningún problema con eso, tú cuando necesites algo me avisas pero Vilma no estés todo el día encima mío, a ver si se van a pensar por aquí que tengo algo contigo y me espantas a algún futuro ligue. Así que solo te pido un poco de distancia. Y ahora me voy, que el desayuno espera.

Vilma se quedó aturdida, las palabras de Piti de una manera u otra le habían dolido, sabía que no podía pedirle nada después de lo que le había dicho el día anterior, pero no podía evitar que le doliese que él le pidiese distancia y que se retractara sobre sus sentimientos, algo con lo que no contaba y que aunque pensaba que era mejor así, no podía evitar sentir que había perdido algo.

Era hora de entrar al comedor y lo primero que hizo Vilma fue dirigirse a la mesa donde estaban sentadas Estela y Ainhoa, de camino a la mesa se fijó en Palomares, que estaba sentado en una mesa junto con Ramiro y Piti, éste le devolvió la mirada y atisbó una sonrisa que Vilma correspondió con alegría y que Piti presenció con dolor.

Una vez en la mesa…

Estela: Hombre, si está aquí la que no tenía ganas de bailar anoche. ¿Qué tal? Aunque Ya vimos que bien.

Estela y Ainhoa rieron a la vez.

Vilma: Si, estuvo bien, al final me animé.
Ainhoa: ¿Y?
Vilma: Y, ¿Qué? Pues nada que Palomares me vio pocha y se ofreció a bailar conmigo y yo lo acepté, es muy buen amigo, pasé un rato muy agradable.
Estela: buen amigo solo, ¿No?. Vilma ¿estás ciega o te estás haciendo la tonta?
Vilma: ¿Por qué dices eso?
Estela: A ver, primero te manda las pajaritas de papel por que le gusta que sonrías y luego se ofrece a bailar contigo, además de todos los gestos que tiene hacía ti, como te cuida, eso no lo hace con todas. Será todo lo cura que quieras pero está hasta las trancas por tí, amiga.
Vilma: ¿Pero que dices Estela? Para ti todo gira alrededor de los tios y del amor, ¿Es que no existe la amistad? Es lo único que Palomares siente hacía mi, Amistad, me vió de bajón y se ofreció y punto. ¿Vale?. tengamos el desayuno en paz.

Ainhoa y Estela cambiaron de tema a petición de Vilma pero ésta no estaba muy atenta a la conversación que tenían sus dos amigas. Aunque lo negaba, a ella también se le había pasado por la cabeza lo de Palomares, pero era todo tan confuso que no sabía que pensar, tenía sensaciones muy contradictorias sobre todo lo que había ocurrido en los dos últimos días y no podía evitar dejar de pensar también en Piti, por miedo iba a perderlo y lo más seguro es que así ocurriría, se debatía entre decirle la verdad a Piti sobre sus sentimientos o dejarlo marchar…

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